El efecto invernadero

La temperatura de la tierra aumenta día a día. La quema de combustibles fósiles, la destrucción de bosques y el aumento de la población producen el llamado “efecto invernadero”.

La tierra está cubierta por una capa de gases, en su mayoría nitrógeno y oxigeno, llamada atmósfera. Esta capa permite el ingreso de algunos rayos solares que calientan la Tierra. Esta, al calentarse, también emite calor pero esta vez la atmósfera impide que se escapen hacia el espacio y lo devuelve a la superficie terrestre.

Por esta razón existe en nuestro planeta exista una temperatura apta para vivir. Estos gases se llaman termoactivos o Gases de Efecto Invernadero. Por esta razón, en pequeñas concentraciones, los gases de invernadero son vitales para nuestra supervivencia.
 
Definimos entonces como “efecto invernadero” al fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de una atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. Afecta a todos los cuerpos planetarios dotados de atmósfera.
 
De no existir estos gases, la temperatura media global seria de unos 20ºC bajo cero, el lugar de los 15ºC sobre cero de que actualmente disfrutamos.
 
Las actividades humanas realizadas durante el ultimo siglo han aumentado la presencia de estos gases y han añadido otros nuevos con efectos adicionales. La tala de bosques (que absorben CO2), el aumento de la población (que requiere mas insumos) y el uso de combustibles fósiles hacen que la temperatura de la tierra aumente cada año.
 
Si se continua así, la temperatura media de superficie terrestre aumentara 0,3ºC por década. Esta cifra, que parece a simple vista no excesiva, ocasionara grandes cambios climáticos en todas las regiones terrestres.
 
La concentración media de dióxido de carbono se ha incrementado desde unas 275 ppm antes de la revolución industrial, a 315 ppm cuando se empezaron a usar las primeras estaciones de medida exactas en 1958, hasta 361 ppm en 1996.

 Por cada tres litros de gasolina que quemamos se emite cerca de un kilo de bióxido de carbono. Un litro de gasolina nos alcanza para, en promedio, recorrer diez kilómetros. Si recorremos 50 kilómetros diarios estamos emitiendo cerca de 15 kilos de bióxido de carbono por día (además de otros contaminantes).
 
Un kilowatt-hora es lo que consume un foco de 100 Watts en 10 horas. Un kilowatt-hora de electricidad requiere de un tercio de litro de petróleo para ser generado. Quemar un litro de petróleo implica emitir cerca de un kilo de bióxido de carbono. Por lo tanto, el uso de un foco de 100 Watts por 100 horas resulta en la emisión de hasta tres kilos de bióxido de carbono.
 
Consecuencias

El futuro de la tierra es incierto. Los desiertos serán cada vez mas cálidos, el agua cada vez mas escasa, los glaciares y casquetes polares se fundirán inundando grandes áreas. Grandes superficies costeras podrían desaparecer inundadas por las aguas que ascenderían de 0,5 a 2 m., según diferentes estimaciones. Unos 118 millones de personas podrían verse afectadas por las inundaciones.

Tierras agrícolas se convertirían en desiertos y, en general, se producirían grandes cambios en los ecosistemas terrestres. Estos cambios supondrían una gigantesca convulsión en nuestra sociedad, que en un tiempo relativamente breve tendría que hacer frente a muchas obras de contención del mar, emigraciones de millones de personas, cambios en los cultivos, etc.
 
Los especialistas barajan dos escenarios en función de cómo evolucionen en el mundo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del cambio climático. Uno malo -el llamado B2- , y otro peor - A2. El primero contempla para el año 2.100 el doble de las emisiones actuales y una concentración de CO2 en la atmósfera de 760 partes por millón. Al segundo escenario se llegaría si la comunidad internacional no ataja el problema e implicaría un aumento del 120% de las emisiones, hasta las 850 partes por millón, lo que dispararía el calentamiento global muy por encima del límite catastrófico a partir de los dos grados centígrados.
 

Protocolo de Kioto

El protocolo de Kioto es un convenio internacional que intenta limitar globalmente las emisiones de gases de efecto invernadero. El protocolo surge de la preocupación internacional por el calentamiento global que podrían incrementar las emisiones descontroladas de estos gases.
 
El Protocolo de Kioto sobre el cambio climático es un acuerdo internacional que tiene por objetivo reducir las emisiones de seis gases provocadores del calentamiento global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), además de tres gases industriales fluorados: Hidrofluorocarbonos (HFC), Perfluorocarbonos (PFC) y Hexafluoruro de azufre (SF6), en un porcentaje aproximado de un 5%, dentro del periodo que va desde el año 2008 al 2012, en comparación a las emisiones al año 1990.

Por ejemplo, si la contaminación de estos gases en el año 1990 alcanzaba el 100%, al término del año 2012 deberá ser del 95%. Es preciso señalar que esto no significa que cada país deba reducir sus emisiones de gases regulados en un 5%, sino que este es un porcentaje a nivel global y, por el contrario, cada país obligado por Kioto tiene sus propios porcentajes de emisión que debe disminuir.

España es el país firmante que más incumple las obligaciones de Kioto: con un aumento del 40% en sus emisiones, casi el triple de lo que le permite el tratado (15%).

Los países que sobrepasan el límite máximo de emisiones pueden comprar derechos de emisión a aquellos estados que no alcanzan el tope. También podrán 'descontarse' emisiones  ayudando a países subdesarrollados con proyectos de eficiencia energética y de reducción de la contaminación. Y plantando superficie boscosa que compense con sus emisiones de oxígeno las de CO2

Paco Casal para LaReserva.com

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