Regiones sagradas de los Incas: por Enrique Aguilar

La historia de los pueblos se ha escrito, casi siempre, cargada de mitos y leyendas, atributos que dan vida y razón a su origen.
Y es así como los relatos andinos, son parte de una cosmogonía llena de características fabulosas, que van desde el nacimiento y creación del ser y la naturaleza, hasta los confines del universo, el que trataron de interpretar para dar vida y conciencia a sus creencias. Las leyendas de los Incas cuentan de un gran diluvio que transformó al mundo, creando así al gran lago Titicaca, lugar donde salió el sol, la Luna y las estrellas, para dar su luz a esta nueva tierra.
Continúa luego describiendo a un gran dios denominado Wiracocha, quien se alojó entre cerros y montañas desde donde motivó al Inca Manco Cápac para crear el Cuzco, centro del mundo donde habitarían los Incas orejones. Dicen que pasado el tiempo, floreció luego Ollantaytambo gracias a los conocimientos dejados por Wiracocha.
El área que cubre el denominado Valle sagrado de los Incas, se prolonga por un poco más de 100 Km., se encuentra a una altura de 2.800 m sobre el nivel del mar, poseedor de tierras fértiles su valle es bañado por las bravas aguas del río Vilcanota, el mismo que dentro de su contexto cosmogónico, fuera asociado con el río celestial conocido en occidente como la vía láctea.
El Valle sagrado no sólo representó una situación geográfica, sino que éste representó la cuna de la esencia conceptual de su pensamiento. Las realizaciones arquitectónicas por tanto, fueron el espejo de la vía láctea, dando así, la idea de la existencia de un todo imaginario resultado de sus creencias cósmicas y representado a través de símbolos míticos.
Pisac
A 32 Km. de la ciudad del Cuzco se encuentran el conjunto de Pisac, en cuyo lugar se erige la esfinge del cóndor, imagen que representa el espacio para los ritos sagrados. El cóndor dentro de la cosmogonía andina representa lo divino, un mensajero encargado de llevar a los muertos hasta el mas allá, a un mundo lejano llamado el Hanan Pacha.
La gran y majestuosa presencia de esta ave, permitió que los Incas le concedieran esta distinción, la que además se le consideraba propia de las grandes alturas, espacio donde solo el cóndor encuentra su refugio y que está asociado con los poderes de las montañas llamadas en lengua Quechua: Los Apus.
Fue esta por tanto, la idea para esculpir en lo alto de la montaña de Pisac una gigantesca representación al ave sagrada, la que aparenta encontrarse en un vuelo mítico sobre miles de tumbas. Esta monumental obra está marcada por formaciones naturales y una gran cantidad de andenes construidos que dan la forma a su contexto, a su vez, estos andenes fueron utilizados como espacios de cultivos cuyas cosechas se utilizaban durante los ritos ceremoniales.
El árbol sagrado
El árbol representa dentro de la cosmogonía andina, al ser protector cuya función es la de otorgar un elemento indispensable para la sobrevivencia humana. Es por ello, que se pone de manifiesto, la asociación entre los árboles y sus ancestros, por lo que muchos de estos son considerados sagrados y se tornan como oráculos para un constante culto.
Esta concepción de carácter ideológico dio lugar a la fabulosa obra construida en la ladera del río Patacancha junto al pueblo de Ollantaytambo y que representa la figura de un inmenso árbol de la vida.
Esta representación fue construida buscando intencionalmente una forma cuyo tronco se encontrara dividido en dos partes iguales en medio de abundantes raíces y ramas que sostengan a un gran fruto conformado por la estructura piramidal de Pacaritanpu. El tronco, que está dividido por el río Patacancha, representa la savia que recorre por entres sus ramas, y las raíces a su vez, dibujadas por un sinnúmero de terrazas, otorgan ese sentido plástico que surge en medio de un gran follaje.
Esta enorme infraestructura dedicadas únicamente a los cultivos, es objeto de maravillosos efectos luminosos gracias a la luz proyectada durante los atardeceres de los solsticios de verano y las sombras provocadas por los cerros antes del ocaso. De esta manera, se genera una ilusión de formas y colores que dan vida real a un concepto cosmogónico sobre el fruto de la naturaleza.
Ollantaytambo
Este asombroso lugar se encuentra a 89 Km. de la ciudad del Cuzco. Es uno de los mayores complejos arqueológicos del Perú con una vasta extensión donde se puede apreciar la grandeza de su obra relacionada a su cosmovisión. El antiguo pueblo de Ollantaytambo fue dividido en dos secciones, la primera correspondía a la parte alta llamada Hanan y la segunda, a una baja denominada Urin, que a su vez se encontraba subdividida en secciones de acuerdo al mito de origen de los Incas.
En uno de los flancos de la montaña se edificó un espacio ritual que representa a una llama con su cría. Este diseño se constituyó en un observatorio astronómico ritual, desde el cual se estudiaban las épocas de siembra y maduración así como también, la reproducción del ganado principalmente el de las llamas. Se puede apreciar durante el solsticio de invierno, como los primeros rayos de luz ingresan directamente hasta la figura del genital femenino de la llama, para luego avanzar hasta el ojo de la misma, lo que es un claro significado sobre el despertar espiritual.
Ollantaytambo a su vez, en el área de viviendas, conforma la figura de una mazorca de maíz, en la que se puede distinguir sus granos grandes y pequeños que corresponden a las secciones del Hanan y el Urin. Esta ciudad maíz albergaban así, no solamente las necesidades alimenticias de sus habitantes, sino que representaba la relación del hombre con sus cultivos, hecho que fue posible únicamente, gracias al profundo conocimiento astronómico y del tiempo que dominaron Los Incas.
Esculpido en lo alto de una montaña, se encuentra la figura de Tunupa, el enviado de Wiracocha, quien vigila constantemente a su pueblo.
Machupicchu
El concepto de la relación entre el hombre y lo divino constituyó la base para la construcción de los elementos simbólicos y sus extraordinarias obras, por lo que la elección para construir el santuario Inca de Machupicchu, correspondió a la ideología mágico religiosa de un espacio que reafirmara su contenido cósmico. Por lo cual, su ubicación estuvo ligada a este esquema profundamente religioso.
Enclavado en altas montañas surgen los picos de Machupicchu y Waynapicchu, los que dan forma a un primer gran círculo dentro de este esquema de diseño, el mismo que es también representado o dibujado en forma diminuta sobre una piedra junto al observatorio astronómico denominado Intihuatana, lugar donde se puede distinguir durante el solsticio de invierno, el instante en que los primeros rayos de luz iluminan mágicamente a su figura.
Estos dos círculos concéntricos que simbolizan al sitio elegido por el cosmos, encierran al cerro Putucusi y son la figura realmente formada por las montañas de su alrededor. Este dibujo de los círculos puede ser interpretado como el símbolo máximo plasmado en representación a la naturaleza, razón por la cual fue escogido para que esta diminuta representación trazada sobre la base de una gran roca, se iluminara y brillara con los primeros rayos de luz en el solsticio, expresando así, su sentido espiritual del “despertar” que mueve al individuo a su sabiduría en la contemplación del universo.
Varios elementos adornan a las montañas sagradas de sus alrededores, formas de felinos, aves jóvenes, todas ellas concepciones ideológicas que constituían el fundamento de sus creencias. Machupicchu en su conjunto fue diseñada con la forma de un gran cóndor al encuentro de la vía láctea, lo que en sus concepto significaría además, el vuelo mítico a sus orígenes y al mas allá. En el interior del enorme conjunto reposa el diseño del lagarto volador llamado Amaru Tupac, el que ha quedado petrificado en su singular ascenso.
En sus entrañas se pueden observar construcciones como la Casa de las mujeres escogidas, el templo dedicado al culto de los muertos, figuras que representan los genitales masculino y femenino, depósitos de alimentos y una serie de recintos destinados al hospedaje de peregrinos que se encuentran ubicados en la cola de este poderoso e imperecedero animal. En el sector administrativo de Machupicchu se asienta vigilante la figura de un puma, sobre el cual, se halla el observatorio astronómico del Intihuatana y una plaza llamada el Templo Principal.
El paso por el Valle sagrado de los incas representa en suma, el paso por el espejo de la vía láctea, la senda que atraviesa de lo real a lo imaginario, de lo absoluto a lo temporal, de lo divino a lo humano, de lo cósmico a lo natural; el Valle Sagrado personifica al complejo pensamiento y sabiduría de los Incas, plasmado y dibujado en la tierra, como un símbolo mas a la creación de la vida y sus orígenes.
Enrique Aguilar M. para LaReserva.com
Fotografia: Inti Raymi, Saksaywaman, Cusco